martes, 20 de septiembre de 2011

Sólo en mí recuerdo

Angustia, soledad, dolor, nervios, miedo, tristeza, ira por no tenerte.
No encuentro respuestas y me canso de buscarlas.
Me cuesta entender. Necesito claridad, tranquilidad y pretendo alguna que otra explicación por el tiempo compartido.
No quiero palabras sueltas en frases inconclusas. No necesito vagas explicaciones sin fundamentos, inventadas por alguien más.
Intento recordarte como alguien del pasado, pero cómo hago si te siento como nunca en mi presente.
Cómo te transporto a otra etapa de mi vida, donde te recordaría como aquel que me hacía reír, aquel que me extrañaba más que nadie, aquel que aparecía en cada uno de mis sueños, que me amaba cada segundo, que me alentaba en mis decisiones, que sufría mi dolor, que anestesiaba mis nervios, que congelaba el tiempo para que sea eterno mientras estábamos juntos y lo aceleraba cada semana para el reencuentro.
Y me pinto de colores para iluminar mi vida, y relleno los espacios que dejo tu ausencia. Tejo una coraza que cubre mi dolor y sonrío ante el mundo. Pero sólo yo sé lo que perdí y cuestiono lo que no me supiste brindar.
Sólo quería volver a sentir tu mirada hipnotizándome, tus labios suavemente posándose en los míos, tus manos...tus manos acariciándome.
Intento no recordar las ausencias, los desganos, las palabras que nunca aparecieron, los abrazos que necesite, los reproches que transformabas en represalias sin sentido.
Guardo nuestros errores bajo llave, y me quedo recordando lo que fuimos...aunque es mi alma dolorida la que pide que te olvide, que te esconda y que te conviertas sólo en un recuerdo.

sábado, 3 de septiembre de 2011

PRESAGIO

Y qué hago si no encuentro el olor a primavera que escondían tus abrazos.
Y qué hago si no veo tu sonrisa dibujando una tarde de pasión.
Y qué hago si me cansé de buscar aquella mirada cómplice que me acompañaba.
Si respiro anhelando algo que en verdad no se si tuve. Si trato de conformarme y justificar. Si intento disfrazar mis sentimientos.
Vivo aconsejando a mis latidos que no se impacienten por lo que no vendrá, por lo que alguna vez estuvo, por lo que me convencí de tener, por lo que sigo buscando sin respuestas, por lo que pido a gritos en silencio.
Necesito explicaciones que nunca escuche, y encuentro palabras con desgano y dejadez.
Pretendo amor del sincero, de aquel que se refleja en las fotos, del que vi alguna vez en tu mirada, en tu sonrisa, del amor que sentí en tus manos embravecidas con mi cuerpo.
Pido algo que me dejaste de brindar. Solo pido tu sinceridad.
En viaje de Dolores a La Plata. Lunes 22 de agosto de 2011

martes, 27 de julio de 2010

Mi acto de leer

(1) Lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en mi primer acto de leer es en mi antiguo hogar, la que considero mi casa de toda la vida aunque tengo más años viviendo en la actual. En ese lugar es donde veo el mundo de mis primeras lecturas. Techos interminables, pasillos eternos, pisos de maderas rotas, cuartos conectados entre sí. Fue en esa casa, con un pequeño patio de cemento, donde comencé a leer y donde comenzó a actuar mi imaginación. Tantas travesuras proyecté escondida entre gigantes sillones de color marrón y fue envuelta en un contexto lleno de preguntas donde comencé a crecer.

Un contexto repleto de charlas a escondidas entre los grandes pensando que yo no escuchaba, en un lugar con olor a comida casera, con ruidos a silla de hamacar cuando mi abuela tejía y con leve olor a cigarrillo fumado a escondidas por mi abuelo. En ese contexto donde mi mamá trabajaba más de lo que yo quería, crecí y tengo los mejores recuerdos de mi infancia.

En Dolores, mi pueblo, aprendí a hablar, a caminar, a cosechar amigos, a enamorarme y a golpearme contra la pared cada vez que el destino lo vio necesario.

El acto de compartir lo aprendí en el jardín de infantes y en ese lugar mágico lleno de diversiones y entretenimientos conocí a muchos de los que hoy continúan siendo mis amigos. Pero creo que en la institución llamada escuela, fue donde comencé a alfabetizarme pero desde una visión desarrollista, en cuanto a aprendizaje de la lectura y escritura del texto solamente. Para ese entonces, aún se usaban los bancos al antiguo estilo Sarmiento, pegados unos con otros para dejarnos correctamente quietos, con el lugar para el tintero que hace años no se usaba y ordenados perfectamente de menor a mayor, para que la maestra nos pudiera tener a todos muy bien controlados. Podría decir que en los primeros años de esa institución, entendí mejor lo que era no hablar cuando yo lo creía necesario y respetar a esa señorita tan pura que hacía contraste con el pizarrón negro.

Hoy sigo recorriendo mi barrio, esa manzana de la casa donde gaste las veredas una vez que aprendí a andar en bici, ese mismo barrio que me vio sentarme en la puerta una y otra vez esperando algo inesperado. En ese barrio donde no permitía que mis amigos jueguen al Rin raje por respeto a mis vecinos, hoy en ese mismo lugar sigo experimentado esa nostalgia de veredas aún sin arreglar y de paredes derrumbadas. Aunque la casa sólo quedo en los recuerdos de mi mundo del pasado, es en ese lugar donde guardo las lecturas más valiosas que adquirí para la vida. Cada vez que lo recuerdo vuelvo a ser la niña de ayer.

(1) Inspirado en “La importancia del acto de leer”, de Paulo Freire.

La práctica de campo: un proceso enriquecedor

Releyendo mi cuaderno de bitácoras, pude ver que fui atravesando diferentes etapas a lo largo del proceso (1). Al principio observaba mucho a cada uno, cada gesto, cada seña, cada mirada cómplice, preocupándome demasiado en la imagen que les otorgábamos nosotros a ellos. En realidad no se bien porqué me detenía en esas cosas, simplemente creo que cuando uno llega a un lugar nuevo, espera saber cómo lo ve el otro y seguramente a ellos les pasaba lo mismo con respecto a nosotros.

A medida que transcurrían las prácticas, esos otros, ese aula, cada uno de esas personas fueron las que me ayudaron a soltarme un poco más, para terminar siendo yo misma dentro de ese lugar desconocido. Al ser yo misma pude entablar diferentes relaciones con cada uno de ellos y comenzar a conocernos entre todos y sentirme de alguna manera parte de ese lugar sin dejar de existir ese “nosotros” en relación a “ellos”. Estás divergencias fueron utilizadas para crear nuevas sentidos a lo largo del proceso.

Comencé a esperar con más ansias los días jueves, sólo porque teníamos la práctica. Además los mismos chicos nos esperaban para ver que “cosa” nueva íbamos a hacer. También creo que me fui entusiasmando cada vez más porque note cambios en la manera en que ellos se engancharon, en cómo se fueron soltando todos (algunos más rápido que otros), en cómo nos uníamos para hacer un determinado juego o cómo nos escuchábamos y a medida que iban surgiendo diferentes cosas en cada uno, los demás se interesaban.

No se si me modificó en si éste encuentro con el otro, pero me ayudo a conocer a personas que tienen realidades tan diferentes como iguales a las mías. Me ayudo seguramente también a pensar en el mundo cultural de cada uno. A saber que nuestras experiencias no son las mismas aunque vivamos a metros de distancia. A replantearme que tuvieron que pasar por cosas que en ningún momento imaginé pasar y sin embargo mañana me pueden ocurrir a mí.

Hacer el proceso de las diferentes prácticas me ayudo a pensar y planear cada una de las actividades pensando en los otros y no tanto en mí misma. Pensando en lo que les gustaría hacer, en lo que precisan escuchar de nosotros, en lo que no pueden expresar, en lo que necesitan contar, en lo que prefieren guardar o en lo que no les permite hablar.

Igualmente esto lo veo como un proceso el cual todavía no concluyó, sólo por el hecho de que me quedaron algunas asignaturas pendientes con ellos y eso no me lo permitiría. Me gustaría seguir trabajando y buscarle el modo de hacer diferentes actividades que no se pudieron concretar por el poco tiempo que tuvimos en la práctica de campo.

Me surgieron diferentes sensaciones a lo largo del proceso y creo que en la práctica final me di cuenta que las actividades no sólo nos estaba ayudando a generar encuentros, lazos en el grupo y hacerles notar que no son tan diferentes como se creen, sino que también me ayudo a mí misma a redescubrirme a través de ellos.

(1) La práctica de campo fue efectuada en una escuela para adultos de la ciudad de La Plata, para la materia Comunicación y Educación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

Una historia de vida

“Quién quiere ser millonario” (Slumdog millionaire) (1)

Jamal Malik, un joven huérfano que vive en los suburbios de la ciudad de Bombay, decide presentarse a la versión india del concurso: "¿Quién quiere ser millonario?". Ante la sorpresa de todos, Jamal responde correctamente a cada una de las preguntas. ¿Cómo es posible que un chico como él sea capaz de conocer todas las respuestas? Cuando Jamal está a punto de responder a la última pregunta, la que le hará ganar 20 millones de rupias, la policía lo detiene y se lo lleva para interrogarlo. Jamal deberá explicar porqué conocía las respuestas, teniendo que recurrir para ello a relatar diferentes momentos de su vida, que además ayudarán a desvelar la verdadera razón de su participación en el concurso.

Al principio de la película se plantean cuatro opciones de posibles respuestas de cómo logró llegar a responder correctamente todas las preguntas: por trampa, por suerte, por genio o porque es el destino. En el transcurso del film, ésta respuesta se va a contestar por sí sola.

Lo comunicacional se puede observar en cada diálogo, en cada relación de compartir, en cada vivencia, en cada intercambio donde se producen diferentes relaciones sociales y donde quedan evidenciados diversas producciones de sentidos. La comunicación al estar inmersa en una determinada cultura, se produce un choque de significados, en donde aparecen diferentes miradas del mundo, como es el caso de Jamal y su hermano Salim. Se criaron y formaron juntos, pero tienen dos visiones diferentes de relacionarse, comunicarse y afrontar la vida.

En la película se origina un proceso constante de formación de sujetos y en este caso el más llamativo es el del protagonista: Jamal. Se puede observar como en el transcurso de todo el film él va creciendo y al mismo tiempo formándose, a tal punto que va a ganar un juego televisivo gracias a su educación. Los espacios sociales que fue recorriendo Jamal a lo largo de su vida, son los que los fueron formando y en donde fue estableciendo relaciones de todo tipo. Jamal se fue convirtiendo en un sujeto de educación, donde a través de las interpelaciones que tuvo a lo largo de su crecimiento, incorporó nuevos contenidos y fue adquiriendo más conocimientos que lo ayudaron a ser el ganador del programa más visto de la India.

Jamal sabe las respuestas porque las adquirió en el transcurso de su vida, en su mundo cultural. La realidad social por la que tuvo que atravesar Jamal, es diferente a la que tuvo que atravesar el conductor del programa o el policía, que constantemente lo agraden porque creen que hace trampa a lo largo del programa. Los mundos culturales de estos sujetos no fueron los mismos y es por eso que no llegan a producir un reconocimiento con Jamal, para poder comprender que decía la verdad. Él mismo es el que ejerce el poder porque hace durar su posición de que no hizo trampa durante el programa y lo hace para finalmente obtener su propio beneficio, y así llegar a cumplir el objetivo que se propuso: recuperar a Latika.


Jamal fue pasando por diversas instituciones (familia, escuela, especie de orfanato), las cuales fueron atravesadas por múltiples negociaciones. Estas instituciones fueron dejando marcas en Jamal, el cual le fue otorgando su propio sentido en su vida.

Los conflictos y los poderes que se ejercen traspasan todo el film. El poder en algún momento está atravesado por el conductor del programa, quien constantemente desprestigia y manipula a Jamal, utilizando la estrategia de hacerlo sentir inferior para que no gane el concurso. Pero el que va a ejercer el poder finalmente va a ser Jamal, ya que es quien decide las respuestas y quien juega con sus propias ganancias, aunque es el conductor el que se siente con el poder de ejecutar el dominio sobre el participante. Jamal despliega su poder a través de las palabras, de los saberes, de sus actos y de la toma de decisiones.

En la comisaría, el poder no lo desempeña el policía sino que lo ejerce el mismo protagonista, quien utiliza la táctica de contarle toda su historia de vida al policía para que termine creyendo en su palabra. Se podía observar que el poder comenzó ejerciéndolo el uniformado, para que luego circule y a través de la debilidad de Jamal y de sentirse inferior, encuentre sin darse cuenta las debilidades del otro, originando así una circulación del poder.

Jesús Martín Barbero, va a mencionar que “el discurso aparece como un espacio social en que se fundamentan toda una serie de jerarquizaciones en la organización de la autoridad…hay quienes hablan no para decir algo, sino simplemente para garantizar su derecho a hablar y demostrarlo” (2). El discurso de Jamal va a ser clave en todo el film. Él se defiende constantemente y va a ejercer su poder y su lucha a través de su discurso, para demostrar que no está mintiendo.

Mamam (el hombre que manda a los chicos a pedir a las calles), es quien se siente con el poder de ejercer dominio sobre los ellos y quién constantemente va a utilizar sus estrategias para que esos niños crean en él, confíen en que los ésta ayudando y que les va a otorgar una mejor vida. Por ejemplo utiliza la estrategia de convidarles una gaseosa cuando va a buscarlos al basurero, los alimenta, les da un lugar para dormir, y los evalúa en una prueba de canto con la excusa de que si lo hacen bien obtendrán sus beneficios. Logra que los chicos lo vean como un “santo”, como alguien que los sacó de la calle y les dio un hogar.

Salim se siente que pertenece a esa institución dirigida por Mamam. Tiene una participación en ella y hace actividades que lo hacen sentirse partícipe y presente en esa institución. Él va a generar una pertenencia con ese lugar por destacarse de los demás, a tal punto que va a poner en duda si defenderlo a su hermano o no. Mamam lo que hace es manipular a Salim diciéndole que puede llegar a ser como él, si continua haciendo lo que le pide.



Se puede destacar una zona de clivaje, cuando Salim va en busca de Javed (el gangster de la villa) y le dice que había matado a Mamam. Salim conoce las debilidades del gangster en ese sentido y lo utiliza para ingresar en ese mundo. Se producen diferentes redes de poder, originando una nueva ruptura cuando Salim ocasiona su propia muerte: deja que Latika se escape y se prepara para matar a Javed, sabiendo que después de hacerlo lo iban a matar a él.

Los hermanos van a luchar constantemente con la cultura establecida, porque se origina una lucha de los que se sienten poderosos contra los débiles para continuar manteniéndolos en el lugar donde pretenden que estén. Tanto Jamal como Salim, desde la cultura popular van a ir en contra de esa cultura estructurada, pero al mismo tiempo en desiguales direcciones. Aunque estuvieron inmersos dentro de la misma cultura, tomaron dos caminos diferentes, porque se manifiesta una diversidad cultural dentro un mismo sector social. Jamal, en este aspecto, va a intentar continuar con sus costumbres naturales.

Salim no intenta producir un cambio en su vida cuando tiene las oportunidades de modificarla como su hermano. Él lo que hace es apegarse a lo ya existente, a lo que conoce, a lo que piensa que lo va a sacar adelante y le va a hacer ganar dinero para adquirir más poder. Lo existente, lo que él ya conoce, le ofrece las certezas para pensar que lo que hace es para su mejor calidad de vida, aunque finalmente se de cuenta de todo lo contrario.

El llamado “jefe” de policía que interroga a Jamal, para que diga cómo supuestamente hizo trampa en el juego, no compartió el mismo estilo de vida, no compartió el mismo habitus, lo que va a implicar que el participante tenga que explicarle parte de sus vivencias para que el policía le termine creyendo. Cada posición social tiene su propio habitus, por lo tanto a cada sujeto le corresponden distintas experiencias vividas y distintos modos de apreciar y percibir la realidad.

Aunque el conductor del programa, en el momento que habla con el participante a solas, intenta comparar su historia de vida con la de Jamal (mencionando que el único chico de la villa que conoció que se convirtió en millonario es él mismo) nunca va a lograr esa igualación, ya que no compartieron el mismo habitus. El conductor no sabe lo que vivió Jamal, no conoce sus esquemas de pensar, sentir y actuar, por lo que no va a comprender que un “simple chico que da té”, este a punto de ganar 20 millones de dólares. Va a depender el modo en que cada uno se relacione con los saberes, el modo de adquisición que se le otorgue.


(1) Datos del film en:
(2) Martín Barbero, Jesús. “Procesos de comunicación y matrices de cultura” Itinerario para salir de la razón dualista. “De la transparencia del mensaje a la opacidad de los discursos”. FELAFACS. Barcelona, 1988.

Llenando recipientes vacíos

“Another brick in the wall”
“Otro ladrillo en el muro” Parte II
Pink Floyd (1)

Cuando crecíamos e íbamos a la escuela, había ciertos maestros que lastimaban a los chicos de la forma en que podían, derramando su escarnio por cualquier cosa que hiciéramos, exponiendo cada debilidad, aunque estuvieran bien ocultas por los chicos.
Pero en este pueblo era bien sabido que cuando ellos llegaban de noche a casa, sus gordas y psicópatas esposas los maltrataban casi hasta quitarles la vida.


No necesitamos ninguna educaciónNo necesitamos que controlen nuestros pensamientosNi sarcasmo oscuro en el salón de clasesProfesores dejen a los niños en paz¡Hey! ¡Profesores! ¡Dejen a los niños en paz!En conjunto es solo, otro ladrillo en el muro.En conjunto solo eres, otro ladrillo en el muro.
No necesitamos ninguna educaciónNo necesitamos que controlen nuestros pensamientosNi sarcasmo oscuro en el salón de clasesProfesores dejen a los niños en paz¡Hey! ¡Profesores! ¡Dejen a los niños en paz!En conjunto es solo, otro ladrillo en el muro.En conjunto solo eres, otro ladrillo en el muro.
"¡Incorrecto, hágalo otra vez!""Si no te comes tu carne, no podrás comer pudín. "¿Como puedescomer tu pudín si no te comes tu carne?""¡Tu!" "¡Sí, tu detrás de las vertientes de la bici, párate derecho señora!"




En el video de Pink Floyd, se puede ver como los maestros imponen reglas a sus alumnos y no dejan que esos chicos hagan lo que sienten, como por ejemplo escribir un poema. Son tratados como un número y educados como máquinas que tienen que salir “perfectos” de la institución escolar, uno igual a otro. Ellos pretenden controlar sus pensamientos a través de la educación.

Este tipo de maestro no se prealimenta, no trabajan con cosas que van adquiriendo del universo vocabular de sus alumnos y sus clases no están alimentadas de lo que van viendo en el día a día, sino de ese modelo hegemónico que intentan imponer. No van a reconocer a los educandos como tales, no les dan una igualdad y por lo tanto no se los valora.
Paulo Freire menciona que la tarea de este tipo de educador “…es llenar a los educandos con los contenidos de su narración. Contenidos que sólo son retazos de la realidad, desvinculados de la totalidad en que se engendran y en cuyo contexto adquieren sentido. En estas disertaciones la palabra se vacía de la dimensión concreta que debería poseer y se transforma en una palabra hueca…” (2)
Los maestros que se observan en el video, pretenden cargar a sus alumnos de contenidos como fuere, sin importarles si sus métodos de enseñanzas son los adecuados. Hacen que se aprendan los contenidos de memoria, repitiendo todos juntos una formula matemática, intentando llenar a esos chicos de una narración sin sentido y totalmente vacía. De esta manera, la educación pasa a ser una circunstancia para instalar contenido, donde los educadores sólo depositan en el educando.
Freire dice que “en vez de comunicarse, el educador hace comunicados y depósitos que los educandos, meras incidencias, reciben pacientemente, memorizan y repiten. Tal es la concepción “bancaria” de la educación, en que el único margen de acción que se ofrece a los educandos es el de recibir los depósitos, guardarlos y archivarlos” (3).



Estos supuestos educadores, piensan que ellos mismos poseen la educación y que sus alumnos son los ignorantes a los que tienen que llenar como “recipientes vacíos”. No consideran a la educación como un proceso de búsqueda, de un encuentro con el otro, porque siempre los que saben van a ser ellos, depositando en los que no saben su saber sólo como una experiencia que transfieren.

El tipo de educación que vemos en el video, la podemos denominar “bancaria”, ya que como menciona Freire, sólo lo ven como “el acto de depositar, de transferir, de transmitir valores y conocimientos…” (4)

En la educación que se observa en el video, no se da existencia a la comunicación y al conocimiento, porque los educandos no son citados a conocer sino que sólo los hacen memorizar el contenido que los maestros narran. El educador lo que hace es llenar a los educandos de un falso saber que les imponen. Lo que no hacen es entablar una educación problematizadora como menciona Freire, donde “los educandos van desarrollando su poder de captación y de comprensión del mundo que, en sus relaciones con él, se les presenta no ya como una realidad estática sino como una realidad en transformación, en proceso” (5).


(1) Video de la canción http://www.youtube.com/watch?v=E3_NuWb9r2A
(2) Freire, Paulo. “Pedagogía del oprimido” – 3ª ed. 2ª reimp.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2010. Página 71
(3) Ídem 2. Página 72
(4) Ídem 2. Página 73
(5) Ídem 2. Página 89

Construyendo el camino a la libertad


“Escritores de la libertad” (1) está basada en una historia real sobre la maestra Erin Gruwell (Hilary Swank), cuya primera asignación como docente es en una escuela de Los Ángeles, con un variado grupo integrado por adolescentes de diferentes clases raciales y sociales, a quienes supuestamente era imposible enseñar. En esa zona sin ley de una escuela destrozada por la violencia entre pandillas y la tensión racial, la maestra lucha contra el sistema educativo que no le brinda contención alguna, para hacer que la escuela cobre importancia en la vida de sus alumnos. Ella intenta interesarlos cada día, logrando cambiar su intolerancia por comunicación.

Erin Gruwell en el primer acercamiento que tiene con la institución, le muestra a Margaret Campbell, la jefa de ese departamento escolar, su plan de clases. Ésta se lo rechaza diciéndole que lo va a tener que modificar, porque por ejemplo el libro que la maestra quiere darle a sus alumnos, “La Odisea” de Homero, es muy difícil de entender para los chicos que va a tener a cargo.
Sin importarle lo que le dijeron los directivos, la profesora en la primera clase comienza hablando de ese libro y busca la manera de que sus alumnos se interesen en determinadas lecturas.
Erin está convencida desde el primer momento que si hace bien su trabajo, los alumnos continuarán sus estudios. Pero los directivos como los otros profesores que integran esa institución, le dicen que eso va a ser imposible porque “esa clase de chicos” siempre abandonan sus estudios. Al mismo tiempo, este tipo de profesores no hacen nada para incentivar a los alumnos a que continúen estudiando y que comiencen a interesarse cada día un poco más.

El aula 203 de la profesora Gruwell se encuentra totalmente dividida por jóvenes de diferentes clases raciales, que concurren a la escuela como una pausa fugaz entre las guerras étnicas en las que están inmersos y sus vidas criminales.
Erin empieza por conocer el mundo cultural de sus alumnos, para luego poder trabajar con ellos. Con buenas ideas pedagógicas, encontró el modo de interesar a sus estudiantes en las clases, para hacerlos apreciar la educación que recibían.



La maestra va construyendo la verdadera transformación con cada uno de sus alumnos. Como menciona Paulo Freire “…el ser menos conduce a los oprimidos, tarde o temprano, a luchar contra quien los minimizó…los oprimidos ni se transforman en opresores de los opresores sino en restauradores de la humanidad de ambos. Ahí radica la gran tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los opresores” (2). Erin produce que sus estudiantes comiencen a luchar contra ese modelo educativo hegemónico que los tenía oprimidos, que no los dejaba crecer, que los creía inferiores y se lo demostraba constantemente. Les recalca que se puede pelear por lo que se desea y sus alumnos la ayudan a ella a darse cuenta de lo mismo.

Los educandos temían de alguna manera dejar de ser oprimidos, por miedo a no poder asumir esa libertad que les estaba dejando ver su profesora. Libertad que nunca fue imaginada por ellos, que nunca se les permitió soñar. Libertad de poder expresarse sin temor a nada ni a nadie, a poder dialogar con el otro sin armas de por medio, sin agresiones ni insultos. Freire menciona que “este miedo a la libertad también se instaura en los opresores, pero, como es obvio, de manera diferente. En los oprimidos el miedo a la libertad es el miedo de asumirla. En los opresores, es el miedo de perder la “libertad” de oprimir” (3).

A cada joven desde sus comienzos en esa institución, se les fue diciendo que no a muchas cosas que estaban en todo su derecho de adquirir, como no poder acceder a los libros de la biblioteca de la escuela por miedo a que los rompan, o que en el plan de clases no se les permita dar determinados temas porque los chicos no lo iban a poder comprender, o afirmar que todos iban a abandonar sus estudios y que no iban a llegar a graduarse.
Los oprimidos luego de escuchar tantas veces que no pueden lograr, que son incapaces, que es inútil enseñarles, que tienen una vida perdida, comienzan a “auto desvalorizarse”. Como señala Freire, los oprimidos terminan desvalorizándose, ya que producen la visión que de ellos tienen los opresores. “Hablan de sí mismos como los que no saben y del profesional como quien sabe y a quien deben escuchar” (4).



Erin, con sus alumnos, logró romper con ese mecanismo de que el educador es sólo el que educa, para que se transforme en aquel que también “es educado a través del diálogo con el educando, quien, al ser educado, también educa” (5).

Los chicos del aula 203, con la gran ayuda de su profesora, comienzan a descubrir la opresión que en ellos ejercía las autoridades de la escuela y todos los que en algún momento le dijeron que no, para luego empezar a comprometerse con su transformación. Luego de haber sido “reducidos al estado de objetos” (6), ellos mismos se van a reconocer como “hombres destruidos” (7), para intentar dejar atrás todos esos prejuicios que no les permitía poder ver más allá, para emprender el camino a la liberación.


(1) Trailer del film
http://www.youtube.com/watch?v=dCymgLz_w3w&feature=related
(2) Freire, Paulo. “Pedagogía del oprimido” – 3ª ed. 2ª reimp.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2010. Página 37
(3) Ídem 2. Página 40
(4) Ídem 2. Página 60
(5) Ídem 2. Página 85
(6) Ídem 2. Página 66
(7) Ídem 2. Página 67